El pasado sábado 27 de enero el Alvia 4143, que cubría el trayecto Alicante-Madrid-Santander sufrió una avería a mitad de camino. Los viajeros, sin posibilidad de salir del tren, permanecieron encerrados durante más de 5 horas y se quejan de la falta de información por parte del personal de a bordo.
Este tren circula todos los días, con salida de Alicante a las 10:26, parada en Madrid a las 13:23 y llegada a Santander a las 17:47. Entre Alicante y la localidad palentina de Villamuriel de Cerrato circula por vías de alta velocidad.
Es en este municipio donde el tren cambia el ancho de vía y la tensión de alimentación para continuar hasta Santander haciendo uso de la línea convencional que une Palencia con la ciudad cántabra.
Fue precisamente en este punto donde comenzaron los problemas. Al poco de pasar por el cambiador de ancho y a escasos metros de la estación de Palencia, el tren se detuvo a las 15:15. Una incidencia técnica que, si bien es normal que suceda (ninguna máquina es infalible), las personas que viajaban en el tren denuncian que Renfe gestionó bastante mal.
Renfe tardó una hora en informar de la incidencia
Según ha informado a Trainvelling una de las viajeras que iba a bordo, el interventor del tren tardó bastante rato en avisar de que el tren se había detenido por una avería en el suministro eléctrico. Hecho que ya habían constatado los viajeros dado que el tren estaba apagado por completo, sin iluminación ni ventilación.
A partir de ese momento, la comunicación entre el personal y las personas afectadas no fue más fluida. La primera actualización fue tras una hora detenidos. Cuando los viajeros preguntaban, la respuesta es que no había más información.
Fue al cabo de otra hora cuando a viva voz, y coche por coche, la tripulación avisó de que creían que una locomotora diésel iba a rescatar al tren para llevarlo hasta los andenes de la estación de Palencia.
Sin embargo, las personas que estaban encerradas dentro del tren de la serie 130 tuvieron que esperar otra hora para que se les informara de que esa solución no era posible.
Sensación de abandono y ataques de ansiedad
Tal y como denuncia la viajera que se ha puesto en contacto con Trainvelling, la sensación de abandono por parte de la empresa se sumó a otros factores como que:
- Estaban las luces apagadas. De manera puntual, el personal encendía las luces haciendo uso de las baterías.
- No había calefacción ni ventilación. Al ser un tren de alta velocidad, está presurizado (como los aviones) y no dispone de ventanas que se puedan abrir.
- Los baños no se podían usar ya que el vaciado del inodoro no funcionaba, causando que todo se acumulara.
Todo esto causó mucha angustia y ataques de ansiedad entre los viajeros. Entre los que había bebés y personas ancianas.
Dado que el tren se encontraba detenido en una zona de vía doble, el personal negó, por seguridad, la posibilidad de abandonar el vehículo y caminar hasta la estación de Palencia.
No fue hasta que pasaron 4 horas parados cuando Renfe comenzó a ofrecer agua de manera gratuita.
Pasadas las 5 horas, se inició la evacuación con el cambio a otro tren por la vía paralela mediante rampas.
El viaje terminó en un tren de Cercanías entre Palencia y Santander
Dada la complicación en el rescate, que tomó más de 5 horas a pesar de la proximidad del tren a la estación de Palencia, los autobuses que Renfe había contratado para llegar hasta Torrelavega y Santander tuvieron que abandonar la estación de la capital provincial por exceder el turno de los conductores.
Finalmente, tras la evacuación, los viajeros reanudaron su viaje hacia Santander sobre las 21:15 a bordo de un tren de Cercanías y llegaron a su destino a las 0:16, con 6 horas y 29 minutos de retraso sobre la hora prevista.
En cumplimiento de la legislación vigente, Renfe permite a todas las personas afectadas reclamar la devolución del importe del billete.
El operador público estatal ha confirmado a Trainvelling tanto la incidencia como su resolución y el retraso ocasionado.
Añade que desde el momento en el que se produjo la avería, técnicos de Renfe y Adif se pusieron a trabajar en solucionarla lo antes posible. Esta información no la podemos poner en duda, en ningún momento ni Renfe ni Adif van a hacer esperar tanto a los viajeros porque quieran.
A Renfe no le interesa afrontar las consecuencias de un fallo de este tipo (que son más de las que pueden parecer a simple vista) y a Adif no le interesa tener la vía interceptada, interrumpiendo el tráfico ferroviario. Y es que, aunque en este tramo haya vía doble, en la práctica son dos vías únicas juntas ya que la vía afectada es de ancho ibérico y la otra es de ancho internacional.
Es indudable que si el rescate tardó 5 horas en hacerse es porque no se pudo hacer nada más… Cumpliendo los protocolos de seguridad.
En esta publicación no vamos a hablar de la idoneidad de interrumpir el tráfico de la otra vía para permitir que los viajeros puedan salir a tomar el aire o, en este caso particular, caminar hasta la estación.
Renfe debe mejorar la comunicación de las incidencias
Sin embargo, en la respuesta a nuestra consulta, Renfe afirma que informó a los viajeros a través de todos sus canales de comunicación. Sí, es algo que también es cierto.
Pero, ¿se puede considerar una buena comunicación informar al cabo de bastante rato y actualizar cada hora?, ¿se merecen esto los viajeros?
No es la primera vez ni va a ser la última en la que un tren de Renfe sale tarde o sufre una avería y la información que reciben los viajeros por megafonía es nula o tarda mucho tiempo en darse. Es una queja constante en redes sociales y a quien escribe le ha pasado varias veces en trenes de Cercanías, de Media Distancia, Avant y Alvia.
Cuando se producen incidencias de este tipo, es habitual que la información llegue antes a Twitter que a las personas que la están sufriendo. Y una empresa como Renfe no puede esperar que quienes están dentro de un tren esperando a que se mueva tengan una cuenta en esta red social para ver qué pasa.
Muchas veces el personal del tren no informa porque ni ellos mismos saben qué sucede o no saben cuándo se va a iniciar la marcha. Pero un mensaje por megafonía del estilo «estamos detenidos ante una señal en rojo, el tren comenzará a moverse en cuanto se ponga en verde» calma a las personas que van en el tren. Y evita que, quienes ignoran cómo funciona el ferrocarril, crean que el tren está parado porque el maquinista quiere.
Ante esta incidencia en concreto, lo ideal habría sido que el interventor informara por megafonía de la incidencia a los pocos minutos de detenerse. Y, aunque no tuviera más información, repetir cada 15 minutos (como mucho) que Renfe y Adif están trabajando en solucionar el problema.
Estamos hablando de un tren detenido varias horas sin luz, sin calefacción, sin ventilación y sin baños utilizables. Los viajeros se merecen ser informados mejor.
Es algo básico para evitar que se sientan abandonados quienes necesitan llegar a su destino y han pagado un billete a cambio del servicio de transporte. Es algo básico para evitar que esas personas tengan una imagen más negativa sobre el ferrocarril.
Y este no es un caso aislado de este tren, ni responsabilidad de su tripulación. Seguramente, como siempre hacen, lo dieron todo durante la incidencia que ellos también sufrieron. A tenor de lo habitual que es la falta de información, es un problema de política de empresa.
Las incidencias son inevitables. Los trenes o los elementos de la vía siempre se van a averiar, aunque el mantenimiento roce la perfección.
Pero la manera en la que tanto Adif como Renfe (o cualquier otro operador) trate a los viajeros durante la incidencia, es esencial para darles un trato humano y ayudarles a mantener la calma. Y para que no renieguen del ferrocarril, optando por otros medios de transporte.