Otra semana ha pasado volando y, como cada jueves, nosotros estamos aquí trayéndote el mejor cine ferroviario. Hoy hablamos de El primer gran asalto al tren, protagonizada por el gran Sean Connery. ¿Te animas a seguir leyendo?
Plan maestro para asaltar el expreso
La historia de El primer gran asalto al tren nos traslada a mediados del S XIX, en plena Guerra de Crimea. Concretamente nos sitúa en la Inglaterra de 1855, cuando Edward Pierce (Sean Connery, El nombre de la rosa), un experto ladrón que se hace pasar por un rico comerciante, convence a su joven amante Miriam (Lesley – Anne Down, Belleza y poder) y al experto cerrajero Agar (Donald Sutherland, Los juegos del hambre) para robar un tren.
Pero dar el golpe no será sencillo, ya que para hacerse con las 25.000 libras oro que viajan en el vehículo hacen falta 4 llaves que guardan 4 personas diferentes.
Los pros y contras de El primer gran asalto al tren
El primer gran asalto al tren es una película que deja un extraño sabor de boca al terminar. Por una parte, la mayor parte transcurre deliberadamente de forma ligera, con diálogos inteligentes y ambiguos que amenizan la historia. Por otra parte, quizá se explaya demasiado contando los pormenores de un plan que al final no servirá de nada, pasando por alto cosas que al espectador podrían interesar, como más detalles de la historia de los personajes, de los que poco se sabe.
El responsable de todo ello, de lo bueno y lo malo, es el prolífero novelista Michael Crichton quien, no sólo escribió el libro en el que se basa la historia (El gran robo del tren), sino que también se encargo del guión y la dirección de El primer gran asalto al tren.
Pero a él todo se le perdonaba porque era un fenómeno, uno de los escritores más imaginativos y productivos, casi a la altura de Stephen King. De hecho, es la única persona que ha conseguido al mismo tiempo tener el libro más vendido (Acoso), la película más taquillera (Parque Jurásico) y la serie de televisión con mayor audiencia (Urgencias).