Ya sabes que, de vez en cuando, en ¡Cinéfilos al tren! nos gusta salirnos de lo ordinario y mostrarte películas diferentes que también tengan relación con el mundo ferroviario. Esta semana hacemos justo eso trayéndote Colorful, una película de animación japonesa muy profunda cuyos momentos claves se viven en un entorno ferroviario.
Muerte y redención en Colorful
La película tiene como personaje principal a un alma proveniente de un fallecido que, en lugar de reencarnarse en otro cuerpo como hacen los demás, está condenada por un pecado grave que cometió. Sin embargo, tendrá una oportunidad para salvarse: deberá ocupar el cuerpo de Makoto Kobayashi, un chico de 14 años que se suicidó, para reflexionar sobre los errores de su vida anterior y los del propio Makoto.
Bajo la supervisión del espíritu Purapura, comienza a vivir en el cuerpo del adolescente y a comprender los motivos de su suicidio.
Uno de sus pocos apoyos será Saotome, un compañero de escuela con quien pasará una tarde recorriendo la antigua línea de un tamaden, los llamados tren gato de Japón.
Una película que tiene mucho que ofrecernos
Puede que os preguntéis por qué recomendamos Colorful si en realidad no tiene muchas escenas relacionadas con el ferrocarril. Pues bien, Como ya hemos aclarado otras veces, al margen de las historias con temática 100% ferroviaria, también nos gusta mostraros ejemplos de como películas que van más allá de este sector concreto eligen escenarios como el tren, el tranvía o el metro para desarrollar escenas clave.
En el caso de Colorful, la tarde en el tamaden sirve para reflexionar sobre todos los temas que nos propone. No hay que dejar engañarse por el hecho de que sea una película de animación: Colorful, como tantas otras producciones japonesas, pone sobre la mesa cuestiones tan serias como la infidelidad, la prostitución infantil o el suicidio. Por eso es una película totalmente recomendable para el público adulto.
Y para el apasionado del ferrocarril, ya que en la escena que más nos interesa, Colorful nos invita a un viaje en un tamaden (traducido como tren-gato, ya que sus colores en el morro le asemejan al hocico de un minino) ya desaparecido.