Aunque la red ferroviaria portuguesa es bastante pequeña (sólo cuenta con 2.794 kilómetros), Lisboa puede presumir de ser una ciudad bien conectada por tren con otros puntos nacionales e incluso europeos.
Hasta la majestuosa estación de Santa Apolonia llegan dos trenes internacionales explotados en conjunto con Renfe, los Trenhotel Surexpreso y Lusitania, que proceden de Hendaya y Madrid respectivamente.
Viajando en el Trenhotel Lusitania
El largo viaje lo inicio en la madrileña estación de Chamartín, a donde llego a las 9 y veinte de la noche, media hora antes de que salga el tren. Es un pequeño Talgo con plazas sentadas y coches cama, remolcado por una locomotora diésel, pues la electrificación sólo llega hasta Medina del Campo.
Gracias a la tarifa promocional de Renfe, voy a ir durmiendo en una cama de clase turista por poco más de 30€; en total 5.600 de las antiguas pesetas. Dentro del compartimento hay dos literas, una a cada lado. Aunque no sea muy amplio, es suficiente para viajar durante la noche y las camas son bastante cómodas.
¡Marche el tren!
Puntual como un reloj, diez minutos antes de las diez se oye el silbato del factor de circulación ordenando al tren salir. Con suma suavidad, el tren inicia su marcha. Es pronto para dormir, así que la gente está en los pasillos y supongo que más de uno en la cafetería por lo que prefiero permanecer en la cama, mirando el oscuro paisaje.
Rápidamente dejamos atrás El Escorial y el Trenhotel Lusitania comienza a cruzar la sierra para llegar a Ávila, la primera parada. Es ahí cuando decido ir a tomar una infusión a la cafetería, con idea de irme a dormir pronto.
La noche en el compartimento se pasa rápida. Tras cambiar de sentido en Medina del Campo a las 12 de la noche, el balanceo del tren me lleva hasta el más profundo sueño. Puntualmente me despierto con algún chirrido o al notar algún pequeño golpe.
Llegando a Lisboa
Son las 7:00 y queda sólo media hora para llegar a la estación terminal de Santa Apolonia. Rápidamente me tomo un batido que traía y compruebo que no me deje nada en el tren. Pasadas las 7:20 salimos de la moderna estación de Oriente para disfrutar de los últimos diez minutos de viaje.
Con un estilo neoclásico, la centenaria estación (que es la principal de Lisboa) es un punto bastante atractivo para iniciar este viaje. Está localizada en la orilla del Tajo en el barrio de la Alfama, un poco apartada del centro histórico. Pero la línea azul del metro enseguida te conecta con casi toda la ciudad de manera rápida y cómoda.
Durante los próximos días conoceré los lugares turísticos más impresionantes de la ciudad como la Praça do Comerço, el barrio de Chiado, el Jardim da Estrela o el Museu da Carris. Por no mencionar un viaje en el conocido tranvía 28, el barrio de Belem con sus tradicionales pasteles…
Además, quiero conocer aquellos sitios que, aunque sean menos populares, también merecen mucho la pena. Y es que Lisboa esconde muchos secretos.
Fuentes: REFER, Renfe y CP.