Lisboa, una ciudad que sobrevive

Lisboa es una ciudad con mala suerte. En la capital portuguesa se han producido a lo largo de la historia diversos acontecimientos trágicos que han hecho tambalearse a la ciudad. Pero lo más curioso es que siempre han sabido convertir el infortunio en motor del progreso. Lisboa sobrevive y se sobrepone, es una ciudad superviviente.

Lisboa sobrevive
El incendio del barrio de Chiado, en 1988, redujo a cenizas el centro de Lisboa. ©Público.pt

El terremoto de Lisboa de 1755

Sin duda es el episodio más trágico de Lisboa. El 1 de noviembre de 1755 el suelo de la capital lusa tembló (también lo hizo toda la Península Ibérica) con lo que se calcula que fue un terremoto de 9 grados en la escala Richter. Por si no fuese poco, mucho de los supervivientes se refugiaron en la parte paja de la ciudad, que 40 minutos después fue asolada por tres tsunamis con olas de entre 6 y 20 metros de altura. Además, el resto de la ciudad sufrió severos incendios.

Como resultado, el 85% de los edificios de la ciudad fueron afectados, y se calcula que perdieron la vida entre 50.000 y 90.000 personas (de una población total de 275.000 habitantes).

Pero el terremoto de 1755 no sólo fue conocido por su virulencia, sino también por todas las consecuencias posteriores:

  • Arquitectos, ingenieros y urbanistas a las órdenes del marqués de Pombal, valido del rey José I, empezaron a reconstruir la ciudad. Los palacios fastuosos dieron paso a unas construcciones basadas en la austeridad, sobriedad y resistencia sísmica.
  • Al ser un terremoto con tanta virulencia y tantas víctimas, llamó la atención y fue el origen de la sismología moderna. Los formularios realizados a los supervivientes y los escritos de los monjes han servido posteriormente para analizar y entender los movimientos sísmicos.
  • El hecho de que se produjese el día de todos los santos y con miles de fieles muertos en las iglesias e incendios iniciados por las velas, muchos pensaron que se trataba de un castigo divino. Para filósofos como Kant o Voltaire, el terremoto se convirtió en un tema recurrente al que dedicaron varios escritos.

Más infortunios para una ciudad que siempre se levanta

Si bien este es el hecho más recordado, lo cierto es que pocas décadas antes Lisboa había sufrido otro terremoto fuerte (calculado en 8 puntos en la escala Richter) el 26 de enero de 1531.

Y más recientemente el mítico barrio de Chiado, lugar de encuentro de ilustrados como Fernando Pessoa, sufrió un terrible incendio que se inició en los Almacenes Grandella y se propagó rápidamente hasta afectar a 8 hectáreas. Pero una vez más la capital lusa se repuso, esta vez de la mano del arquitecto Álvaro Siza, que con esta reconstrucción ganó incluso un premio Pritzer.

 

Deja un comentario