Han pasado ya casi 25 años desde que aquel 10 de noviembre de 1989 cayera el muro que la República Democrática Alemana construyó en Berlín para evitar la emigración masiva desde su territorio a la República Federal Alemana, que tenía bajo su control parte de la ciudad pese a estar rodeada íntegramente por la RDA. Han sido 25 años en los que la capital alemana ha vivido una fuerte evolución, con vistas a equilibrar sus dos mitades.
El muro de Berlín como atractivo turístico
Sin embargo, pese a este cuarto de siglo, aún se nota la división y el muro se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos, en ocasiones sobreexplotado. Es el caso del archiconocido Checkpoint Charlie, un control fronterizo con la zona estadounidense en plena Friedrichstraße. Aunque ya no te pidan el pasaporte ni ninguna otra documentación, el puesto sigue estando presente y flanqueado por militares… de pega. Y es que es uno de los pocos lugares del mundo en los que se puede ver un paso fronterizo en el corazón de una ciudad.
Por supuesto, aprovechando el tirón turístico, se ha creado el Museo del muro o Mauermuseum, en el que se puede ver la historia y eventos más importantes del mayor símbolo de la Guerra Fría.
¡Llévate el muro a casa!
Aunque su objetivo no sea el crear una zona independiente dentro de casa (el sueño de muchos), uno de los recuerdos más inusuales que se puede llevar uno de Berlín es un pedazo del muro. O un supuesto porque, aunque tenía una longitud de 43,1 km, es difícil que de para tantos souvenirs tantos años después por muy pequeños que sean los restos.
El Mauerpark, el Rastro Berlinés
Uno de los parques más conocidos en la ciudad es, precisamente, el Parque del muro o Mauerpark en alemán. Forma parte de la franja de la muerte adyacente al muro y ocupa parte de los terrenos de la antigua estación de Ferrocarril Norte o Nordbahnhof. Sin embargo, pese a su oscuro pasado, se ha convertido en uno de los principales lugares de encuentro de la ciudad gracias al mercadillo que todos los domingos se lleva haciendo desde 2004.
Similar al Rastro de Madrid, en el mercadillo del Mauerpark se pueden encontrar de todo tipo de artículos, especialmente de primera mano. En torno al mercadillo se ha generado un ambiente cultural único entre los jóvenes berlineses, como este curioso karaoke al aire libre.
Recorriendo el muro
También como reclamo turístico, en el centro de la ciudad hay una ruta de 5,7 km entre la East Side Gallery y Bernauerstraße. Marcada por adoquines en el suelo, que indican por dónde pasaba el muro, recorre varios puntos de interés relacionados como el ya mencionado Checkpoint Charlie.
En la ruta se incluye el tramo de muro más largo que se mantiene en pie, una sección de 1.316 metros en Friedrichshain.
Berlín occidental y Berlín oriental en la actualidad
Saliendo totalmente del uso turístico que se le da a la antigua división de la ciudad, lo cierto es que en la actualidad quedan muchos remanentes de esta época. Prueba de ello es el distinto estilo de vida que se lleva en una zona y en la otra, pese a que el capitalismo y los grandes centros comerciales han inundado todo el área urbana. Por otro lado, son muchos berlineses no conocen ni qué zonas tiene la otra mitad de la ciudad salvo en su parte central, que se ha convertido en una zona muy unificada.
No obstante, según pasa el tiempo la integración es mayor y se hace más habitual ver berlineses occidentales en la zona oriental y vice versa, en especial los jóvenes que no vivieron la división.