En el Pinceladas de hoy volvemos a hablar de pintura, como viene siendo habitual, porque la relación entre esta disciplina artística y el mundo ferroviario es más profunda de lo que puede parecer. Aprovechando que este mes estamos en París, desde Ferro Cultura queremos mostraros otro signo más de esta relación: la estación de tren reconvertida en Museo de Orsay.
Los múltiples usos del Museo de Orsay
El espacio en el que ahora se encuentra el museo ha sido partícipe de importantes hechos históricos de París. La parcela estaba antes ocupada por la Caserna de la Caballería y el Palacio de Orsay, edificaciones que fueron presa de un severo incendio en la época de la Comuna de 1871 (como todo el barrio) y también fueron testigo de los horrores de la posterior guerra civil.
En cuanto a la relación con los trenes, es previa a la construcción de la estación: el puerto de la Grenouillière, muy cercanco, ya recibía los trenes de madera traídos por armadía sobre el Sena.
La estación ferroviaria de Orsay fue construida con vistas a la Exposición Universal de 1900, para soportar el tráfico que un evento de tal magnitud suponía. También era un reto de arquitectura, ya que tenía que integrarse bien en un barrio caracterizado por su elegancia.
Y aunque la Estación de Orsay funcionó bien durante un tiempo, para 1939 la imposibilidad de adaptarse a los cambios del ferrocarril la fuero dejando cada vez más obsoleta.
Con múltiples usos desde entonces, la estación cada vez estaba menos relacionada con los trenes. Fue el interés por convertirla en museo lo que indudablemente la salvó. Y así fue cómo en 1986 se inauguró el Museo de Orsay tras años de obras.
Los impresionistas y el tren
El hecho de dedicar este edificio a las obras de la segunda mitad del SXIX parece de lo más acertado ya que el Impresionismo, una de las corrientes más fuertes en Francia, utilizó el ferrocarril como elemento pictórico en muchos de sus cuadros.
Es el caso de Claude Monet, de quien ya hablamos, cuya obra Tren en el bosque está expuesta dentro de las paredes de la antigua estación ferroviaria.
Pero, por supuesto, no todo son trenes. La mayoría de obras refleja otro tipo de escenarios. Entre las obras destacables se encuentra la polémica El origen del mundo, del realista Gustave Courbet o el archiconocido retrato La madre de Whistler.
Pero no todo es pintura. El edificio acoge esculturas, artes decorativas, fotografías y dibujos de arquitectura. Además, el propio Museo de Orsay, con su arquitectura modernista, resulta el ambiente perfecto para las colecciones, envolviendo por completo al visitante.
Si con lo que te hemos contado tienes ganas de visitar el museo, aquí te dejamos el enlace a Google Cultural Institute, desde el cual puedes realizar una visita multimedia.