Esta semana en pinceladas volvemos a hacer honor a nuestro nombre y dedicamos la sección semanal a la pintura. En este caso no hablaremos de un cuadro en concreto o de la obra de un artista, sino que descubriremos la relación que el arte naïf mantiene con el ferrocarril.
Arte naïf, la pintura espontáneamente ingenua
El término naïf en francés significa ingenuo, y eso es exactamente lo que los cuadros de esta corriente artística quieren expresar. Caracterizados por el uso de los colores vivos, los autores crean obras basadas en la espontaneidad y en el uso intuitivo de la presperctiva. A diferencia de otras corrientes, son autodidactas generalmente y no se preocupan demasiado por la técnica. Esta ingenuidad también se plasma en una estética podría resultar casi infantil, muchas veces buscada por los artistas.
El tren como parte del contexto
La espontaneidad de esta corriente impide hablar de una temática cerrada, pero generalmente el arte naïf representa escenas cotidianas para el artista, muchas veces centradas en el entorno rural. La aparición del tren en numerosas ocasiones demuestra la importancia que este medio de transporte tiene en su contexto, haciéndose causa y protagonista también del desarrollo de las zonas que conecta.
De hecho ya en el año 1990 se realizó en la estación ferroviaria de Chamartín una exposición titulada El tren visto por los pintores naïf que ya hacía hincapié en esta recurrente relación.
En cuanto a artistas que han dedicado algunas de sus obras al tren, cabe destacar a los brasileños Edgar Calhado y Dirceu Carvalho. En España también tenemos una amplia representación, con nombres como Álvaro Gaitán, Carolos González-Ripoll, Manuel Gómez Arce o Amalia Fernández de Córdoba.
Fuentes: Wikipedia, RoGallery, GinaGallery, Instituto Internacional de Arte Naïf y Arce Naïf.