Un reparto de excepción para una película en dos tiempos
Tren de noche a Lisboa narra la historia de Raimund Gregorius, un inteligente pero apático profesor universitario suizo. Un día Raimund ayuda a una chica que está a punto de suicidarse y se queda con su abrigo, donde encontrará un pasaje en tren hacia Lisboa y un libro autobiográfico sobre la resistencia portuguesa contra Antonio de Oliveira Salazar.
Llevado por la curiosidad sobre el autor del libro, un completo desconocido a pesar de la inmensa calidad de su obra, el profesor coge el tren rumbo a la capital portuguesa con la esperanza de descubrir más sobre el misterioso Amadeo Prado y, de paso, encontrarse a sí mismo.
Uno de los puntos fuertes de Tren de noche a Lisboa es la cantidad de reconocidos actores europeos que podemos encontrar en ella. Raimund es Jeremy Irons (Oscar a mejor actor por ‘El misterio de Von Bulow’, protagonista de ‘La misión’ y voz de Scar en la versión original de ‘El rey León’) y junto a él encontramos a actores de tanto talento como Charlotte Rampling, Mélanie Laurent (A la que muchos reconoceremos de ‘Malditos Bastardos’), Christopher Lee (Saruman en ‘El señor de los anillos’) o Bruno Ganz, que enamoró a la crítica interpretando a Adolf Hitler en ‘El Hundimiento’.
Todos ellos son dirigidos por Billie August, director danés que ya había dirigido a Jeremy Irons en ‘La casa de los espíritus’ y muy alabado por los críticos en ‘Adiós Bafana’, film sobre la figura de Nelson Mandela. La película cuenta la historia en dos tiempos, el mundo actual del profesor y la dictadura portuguesa que duró desde 1928 hasta 1974.
El ferrocarril en Tren de noche a Lisboa, marco excepcional para una película reflexiva
El libro de Peter Bieri (auténtico nombre tras el pseudónimo de Pascal Mercier) destaca por su tono reflexivo y filosófico sobre cuestiones tan complejas como la libertad, la identidad y la política.
Trasladar estos elementos a una película es un reto añadido al siempre complicado intento de adaptar un libro mundialmente conocido a formato audiovisual. Para poder hacerlo, August ha aprovechado muy bien la presencia cinematográfica de los trenes, lugar ideal para captar la melancolía y reflexividad del protagonista, que recorre media Europa y más de 2.000 kilómetros en un coche-cama rumbo a Portugal.
Se trata de un recorrido verídico que puede realizarse gracias a la línea de EuroTrain City Night Line (CNL) desde Suiza hasta Francia, donde puede combinarse con la línea nocturna Sud Expresso que deja en nuestro país vecino.
Una vez en la capital portuguesa, nuestro protagonista volverá a aprovechar los viajes ferroviarios, particularmente en los tranvías que vertebran las muchas cuestas de la Lisboa, para observar la ciudad y conocer un poco más el contexto de su admirado Prado. La red de tranvía es operada por Carris y actualmente recorre 48 kilómetros con el famoso ancho de vía de 900 milímetros que compartimos con nuestros vecinos portugueses.
Fuentes: IMDB, http://www.nighttrain-film.com, Good Reads, Wikipedia.