En Viajar en Tren somos unos apasionados de las artes escénicas por eso, cuando nos enteramos de alguna obra de teatro en la que participa el ferrocarril (sí, porque en este caso «participa»), tenemos que hacernos eco para mostraros lo que otros países son capaces de ofrecer. Por eso hoy os hablamos de In Fog and Falling Snow, una obra que se representa en el Museo Nacional Ferroviario de York.
Quién sabe si un día podremos presumir de una iniciativa como ésta…
Viaje al origen del tren de vapor
In Fog and Falling Snow cuenta la historia de George Hudson (interpretado por George Costigan, Más allá de la vida), conocido como el Rey del Ferrocarril de York, que fue uno de los pioneros de la industria ferroviaria en la era del vapor.
Concretamente, la obra nos sitúa en la década de 1840 en York, cuando Gran Bretaña sienta las bases de su dominio mundial gracias al poder del vapor.
Allí, mientras George Hudson se esfuerza por construir la gran red ferroviaria East Coast a cualquier precio, la gente involucrada en el proyecto, trabajadores, inversores e incluso viajeros, se ven envueltos en esta aventura, tan temeraria como extravagante.
Y así el tren parte hacia la oscura noche, mientras la nieve cubre el paisaje, en un viaje del que no se conoce el final.
Lo que convierte a In Fog and Falling Snow en una obra especial
Sabiendo el argumento de la obra, lo primero que hay que destacar es que In Fog and Falling Snow (En niebla y nieve que cae) no podía ser más descriptivo. Pero hablemos ahora de la iniciativa en sí:
Podemos decir que la idea de convertir el Museo Nacional Ferroviario en un teatro ha sido fruto de la necesitad, ya que el Teatro Real de York está siendo reformado, así que se buscaban alternativas para que los ciudadanos pudiesen disfrutar mientras tanto de otras obras.
Y el resultado no podía ser mejor: con In Fog and Falling Snow el espectador disfruta de la colección del Museo, viendo la obra discurrir entre los trenes históricos antes de llegar al teatro provisional fabricado sobre las vías.
Como ya se vio con Los chicos del Ferrocarril, eligiendo la obra adecuada el Museo se convierte en el teatro idóneo, que además es un cambio para el espectador (al que se le saca del habitual palco) y un reto para los actores.
Aquí hay que puntualizar que en la obra In Fog and Falling Snow, sólo el protagonista es un actor profesional. El resto del reparto, casi 200 personas, son actores amateurs que pueden presumir de haber colaborado en una iniciativa única.
Y a vosotros ¿no os gustaría poder disfrutar de una experiencia como ésta?