Las películas de terror eligen con frecuencia los túneles del tren y el metro para ambientar sus historias, pero pocas han conseguido el buen (e inquietante) resultado de El vagón de la muerte, de Ryûhei Kitamura.
A la búsqueda de la fotografía más oscura
El vagón de la muerte cuenta la historia de Leon Kauffman (Bradley Cooper, La gran estafa americana), un fotógrafo interesado en captar la parte más oscura del ser humano. Así, poco a poco empieza una búsqueda un tanto obsesiva que le llevará a seguir los pasos del asesino en serie Mahogany (Vinny Jones, X-men: la decisión final), que ejecuta a sus víctimas de manera cruel en los últimos trenes de la noche.
Tras el primer e impactante encuentro, Leon se obsesiona cada vez más, hasta el punto de poner en juego su vida y la de su pareja Maya (Leslie Bibb, Un ciudadano ejemplar).
Razones para ver El vagón de la muerte
Esta sangrienta historia hará las delicias de los seguidores de la saga Saw y películas similares, ya que tiene un punto gore. Sin embargo, se podría decir que más que excesivo, su uso es necesario, ya que permite al espectador adentrarse en la mentalidad del asesino.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de El vagón de la muerte es esa capacidad de transmitir al espectador las inquietudes y estados de ánimo de los personajes, ya que también consigue posicionar a la gente en el papel del fotógrafo, que a su vez está desesperado por saber más y más acerca del asesino.
Se puede decir que El vagón de la muerte es una búsqueda constante y un tanto enfermiza que emplea elementos de terror y sadismo de una forma magistral. Evidentemente no es una cinta perfecta, pero sin duda es un gran descubrimiento.
Como curiosidad, contaros que El vagón de la muerte está basada en un relato corto de Clive Barker, maestro del terror que he creado desde libros y cómics hasta guiones de películas y videojuegos.